23 dic 2009

Ojos y voces de la Isla, libro de la Asociación Miguel Bru, con deseo navideño

DESEO DE FIN DE AÑO
Que no maten
y que no roben más
y que la isla Maciel
sea feliz para Navidad

Este deseo está publicado en la página 82 del libro Ojos y voces de la Isla, el fruto del trabajo de los talleres de periodismo y fotografía que la Asociación Miguel Bru desarrolló entre los años 2004 y 2007. La Bru tiene también su Casa de Cultura y Oficios Parque Patricios, ahí nomás de la placita José C, Paz.



Como muestra, dos fotones, los de abajo.



 
Le pregunto a Maru Ludueña, quien trabajó duro en la Isla, que cuente un poco de qué se trata, y me escribe largamente:

Los libros no se venden, se pide a cambio un bono contribución voluntario, cuyos fondos serán destinados a la escuela y a armar una futura muestra. Para solicitar el libro escribir a ambru@ambru.org.ar. El libro fue impreso con el aporte de  la Secretaría de Cultura de la Nación.




Con los chicos laburábamos cada sábado a la tarde en el taller de periodismo. Periodismo y fotografía eran talleres autónomos, pero con cruces entre sí. No laburábamos para el libro, la idea del libro fue surgiendo hacia el final de los talleres y lo que recoge el libro son los resultados de los trabajos hechos en ese marco.
En el taller de Periodismo que coordinamos con Leonardo Godoy, el punto de partida fue el contarse a sí mismos, su territorio, sus historias. Partimos de una idea: para contarlo había que conocerlo bien. Entonces al principio hubo mucho recorrido, trabajo: caminar la isla con la libretita en la mano y los sentidos alertas, “cazando” historias. También trabajamos con recortes de revistas y diarios, y viendo cómo aparecían ellos en los medios cuando otros los contaban.
A medida que el taller empezó a funcionar, armamos una publicación a modo de ejercicio: “Isla Maciel Sin Censura”, donde publicaban sus producciones. Era un periódico mural. Uno de los de mayor resonancia en el grupo de los jóvenes fue la investigación sobre la muerte del hermano de dos chicas que venían al taller. Fuimos al lugar donde lo habían baleado, tratamos de reconstruir la situación, hablamos con vecinos. También entrevistaron a una abogada. Después escribieron una crónica, armaron un perfil acerca de cómo era, con testimonios de amigos y maestros. Estos textos surgían como reivindicaciones a las víctimas de violencia policial e institucional, que hasta ese momento sólo era reivindicadas con una pintada en un paredón. Había una necesidad de saber qué había pasado y de contarlo. En esos tiempos muchos de los jóvenes de Isla Maciel eran detenidos por la policía sin motivos, por el sólo hecho de estar en La Boca o el Docke, a veces en su propio barrio cuando venían al taller.
El taller trabajó transversalmente con derechos sociales, con las problemáticas que ellos percibían en su territorio. Querían contar que había chicas y chicos en la isla que estaban desnutridos, que la contaminación del Riachuelo los estaba enfermando, que había chicos de la isla que sufrían violencia o maltrato, en definitiva: cómo es vivir en Isla Maciel.  También trabajamos con la historia, lugares propios (el puente, el fondo) y personajes (como las míticas trabajadoras sexuales).
En los encuentros hacíamos lecturas de algunos textos. Leíamos a Rodolfo Walsh, compartimos historias de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. En 2005 se hizo un homenaje a Haroldo Conti, y  nos invitaron a participar de un concurso. De la lectura de un cuento de Conti salieron dos historias que forman parte de “Ojos y Voces”.
Los chicos pedían películas, documentales, salidas al cine y al teatro, y sobre eso se trabajaban temáticas particulares (La guerra de Malvinas, el golpe del ‘76), se exploraban géneros periodísticos y tácticas de entrevistas. Recibimos muchas visitas inspiradoras, entre ellas la de Paulo Lins, el autor del libro Ciudad de Dios. Los chicos le preguntaron por las diferencias entre una villa argentina y una favela, y lo llevaron de excursión al fondo de la isla.
En los últimos años cambió la población del taller, trabajamos con niñas y niños. Aparecieron otros matices, se abordaban problemáticas no tan distintas, pero elegimos trabajar desde el deseo, los sueños, el humor. El último año el taller se integró en el trabajo del aula con un maestro, Sergio Staniulis. En el libro, la ternura, los anhelos, la poética de los más chicos contrasta con el universo más áspero y duro de los jóvenes. Es algo que atraviesa las fotografías y los textos.
Desde que llegamos a Isla Maciel, la Escuela Nro.6 –que entonces sólo tenía primaria y hoy ya cuenta con nivel medio, la Nro. 18- nos apoyó y orientó. Con su directora, Carolina Fehta, y los docentes siempre compartimos un espacio de diálogo e intercambio. Durante el último año de la experiencia, los talleres funcionaron dentro del ámbito educativo. La alianza estratégica con la Escuela fue crucial para que los talleres pudieran seguir  funcionando. Y la semana pasada, entregamos los libros en y desde la escuela. Nos sorprendió porque todos, hasta los que hacía años que no veíamos, vinieron a buscar sus libros.








EL MARCO DE ESTOS TALLERES: El taller de periodismo fue parte de un proceso donde se realizaron todos los otros talleres y también de un comedor –surgido de esas cosas que ellos veían y querían contar- sostenido por vecinas del barrio. En todo este proyecto se abordaron los derechos humanos de forma transversal. Hacíamos reuniones semanales donde todos los capacitadores, la gente de la  asociación y algunas vecinas del barrio, -todos/as nos sumamos a este proyecto como “militantes”, y lo sostuvimos de forma voluntaria- discutíamos cómo trabajar desde cada taller algunos temas conflictivos, o problemáticas de algunos de los chicos/as. Fue un proceso colectivo donde se trataba que cada tema y las actividades, aunque se dieran en un taller específico, se relacionara con cuestiones que tenían que ver con problemas sociales colectivos. Por ej.: los derechos de los niños/as, la violencia de género, el abuso policial, la desnutrición, se trataban de concreta en cada taller (se hacían entrevistas, se escribía, se hacían folletos informativos, se veían ensayos fotográficos de distintos autores, etcétera),  pero estaban conectados en el encuadre y el abordaje desde los capacitadores.




El taller lo dictamos con Leonardo Godoy.
El taller de fotografía lo coordinaron Laura Sottile, Gonzalo Martínez y Pablo Piovano, y Laura Sottile hizo la coordinación general de todo el libro.


Bonus:

  1. Ojos y voces de la Isla en el diario La Nación
  2. Gran nota de Mariana Enriquez en Radar, de Página/12.

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posted by Gabriel Giubellino at 11:51 a.m.

2 COMENTARIOS:

Anonymous Anónimo said...

hola gente,me gustaria saber como esta el barrio parque patricios (mejor avenida uspallata y saenz)actualmente mucha inseguridad,se puede dormir tranquilo en tu casa?
gracias

3:28 p.m.  
Anonymous AMBRU said...

Para consultas por internet:
http://ojosyvocesdelaisla.ambru.org.ar

10:32 a.m.  

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