La cárcel de Caseros por dentro: fotos y comentarios de Ignacio Palmerio

Hace unos días, un visitante de este blog, Ignacio Palmerio, 21 años, me escribió por mail con un ofrecimiento: fotos de la cárcel de Caseros, en demolición. Son esos regalos que uno recibe de vez en cuando, y sirven de aliento y viento. De manera que le dije: Encantado de recibir otra colaboración espontánea. Me envió unas cuantas fotos, como la de arriba y las de abajo. Muy buenos documentos.

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Al verlas, me pregunté qué andaría haciendo por ahí adentro, y cuál fue su impresión. Me dijo:

Que estuve haciendo ahi?
La cosa es asi. Yo trabajo en estudio de peritajes y liquidaciones de seguros. Y me encargo puntualmente de investigar accidentes de trabajo. Tenía que ir a Villa Dominico a entrevistar a un hombre que se accidentó manejando una maquina Bobcat(esas que tiene como una pala en el frente) y cuando me encuentro con él, me
comenta que estaba prestando servicios en la demolición de la carcel. Como siempre tengo que ir a ver el lugar del hecho. Antes pase por casa y agarré la camara de fotos, no me iba a perder esa oportunidad!! Y asi fue. Fui allá y hable con el jefe de obra y mientras hablaba y caminaba por ahi sacaba fotos.

Que senti?
La verdad, muchas cosas. Tengo 21 años y desde que tengo 1 vivo en el barrio y veo desde la ventana la carcel. Siempre me llamo la atencion, nunca supe por qué. Cuando arrancaron con las tareas para tirarla abajo, no se por qué razón no me gusta esa idea, es más, todavia no me gusta y sigo sin saber el por qué. Cada tanto me iba hasta allá y sacaba unas fotos para tener un recuerdo de lo que había ahí. Nunca me dejaban entrar, y eso generaba en mi más ganas de hacerlo - siempre me llamaba la atencion ese pensamiento ya que me imaginaba que la gente que estaba del lado de adentro no contemplaría la idea de que alguien de afuera quiera entrar-. Lo llamativo es que siempre que pasaba por ahi le decia a mi novia "ya voy a entrar", y veia como día a día caian los pisos y yo seguia sacando fotos desde la vereda o desde el playon de entrada de la calle Pichincha. Asi que esta posivilidad cayó del cielo, estaba como apuntada para mi. Y bueno, entré. Fue raro, fueron una mezcla de nervios con no se que cosa. Habrán sido 20 minutos que la verdad me gustaron muchos, fueron muy raros, y cuando salí caminando por la puerta miré para atras y me vinieron a la cabeza pensamientos raros, ¿qué se yo?... ¿Qué pensaba la gente cuando salía de ahí?

¡Gracias por el aporte, Ignacio!